En la historia no hay lugar para los perros.

sábado, 5 de abril de 2008


Los clásicos en la tradición occidental

Josué Castillo Guevara

La Tradición occidental; su canon y sus hombres.


Muchas veces escuchamos hablar del canon de la filosofía o el canon de la tradición de occidente y sus clásicos y nos vienen a la cabeza los nombre de Platón, Aristóteles, Hegel, Kant, Leibniz, etc. y sus operas magnas, sus hechos, sus aventuras y sus milagros.


Los devotos al canon nos hablan de como han sido estos Grandes Hombres, constructores de una visión monumental y racional del mundo, los presentan como los superhéroes que nos han salvado del oscurantismo, de las visiones erradas del mundo, de la amenaza sofística, de los infieles, de los paganos, de los pseudo científicos, etc. En el Salón de la fama del canon podemos encontrarnos con Platón que, haciendo uso del difunto Sócrates, hace artífice de su mayéutica para salvarnos de las garras de la amenaza sofista (que en el canon oficial, el de La Tradición del buen pensar, son los malos, un mal recuerdo, un tropiezo que no debe volverse a repetir y de intentar repetirse, debe ser eliminado), a un Plotino ayunando y exiliado o a un San Agustín que señala el camino al cielo y a la ves condena a los infieles a la hoguera (y a las mujeres a parir hijos, en el nombre del Señor, Amén).


En nuestra tan querida y venerada (todos por favor, de pie y levanten su mano derecha y digan “Hail!”) Tradición Occidental y su canon oficial vamos a encontrarnos una y otra ves relatos de estos hombres (hombre, no en el sentido de raza, sino de genero masculino), siempre solemnes, buscadores de la verdad, hombres asexuados (por no decir impotentes) pero viriles (¿?) que sacrificaran su cuerpo (y su salud mental) para llegar a esa verdad única, absoluta e inmutable, ya sea el Uno de Plotino, la sustancia de Aristóteles o el Mundo de las Ideas...


Las obras de estos señores se les conocerá dentro del canon como “LOS Clásicos”, obras de Gran interés, paradigmas del pensamiento, que hay que leer con Gran Devoción y guardar sus enseñanzas para esperar que algún día, solo tal ves, los difuntos logren iluminar un poco nuestro entendimiento.


La historia la escriben los ganadores...


Es normal que en nuestras universidades (especialmente en Latinoamérica), aun entrados en el siglo XXI, los nombres de Fuerbach (“La esencia del cristianismo”), Karl Gottlob Schelle (quien pretendió sacar a la filosofía del ghetto universitario), Julien de La Mettrie (1709-1751, afirma que el hombre es una máquina, reduce la realidad a combinaciones de materia), Denis Diderot (redactor de reseñas para la Enciclopaedia), Paul Lafarge (escribe el elogio a la pereza, yerno de Marx, se suicida para no padecer la vejez), D'Hollbach (Materialista, que nutrió los más radicales revolucionarios franceses) no nos recuerden nada. También es normal que pasemos más tiempo revisando los delirios las teorías e hipótesis de Platón por sobre las máximas capitales de Epicuro, que Sade sea recordado solo como un pervertido con suerte de no morir en la bastilla, que Diogénes de Sinope y Antistenes solo sean recordados como una mera anécdota del mundo griego... Sí, es perfectamente normal, pues la historia la escriben los ganadores y estos hombres no tuvieron a su propio Constantino que les garantizara su paso a la inmortalidad.


Hay que ser críticos y tratemos de ser justos (por que para pedir justicia, hay que ser justo primero), podemos ver que este tan famoso canon nos ayuda a repasar la historia de una forma ordenada, lineal y políticamente correcta, gracias a que hay un canon podemos clasificar a los filósofos y sus aportaciones, podemos tener una gran distribución de sus clásicos (los oficiales) y sus ideas, esto es algo positivo, facilita la aprehensión de sus conceptos.


Sin embargo, no sé si sea mi paranoia o mi esquizofrenia o cualquier otro desorden psíquico, pero veo en el canon oficial otro matiz y es la exclusión de todo lo que no es políticamente correcto, lo que no es matematizable, todo aquello que afirme las vísceras por sobre la razón, debe ser eliminado, apartado, olvidado y de ser posible destruido. Esto ha producido a lo largo de la historia persecución de varios filósofos, filósofas y librepensadores que se han atrevido a desafiar a la autoridad con tal de hacerse escuchar.


Y aquí, en la clandestinidad también se piensa, también se escribe, se reta a las dictaduras intelectuales escribiendo furtivamente, la mayoría de las veces en formas poco ortodoxas, se recurre al ensayo, la poesía, la representación teatral, se celebra la vida y la burla, el cinismo, el hedonismo, el libre pensamiento, la anarquía, el sensualismo, el materialismo, aquí también se escriben críticas, los clásicos no oficiales son las barricadas de las revoluciones intelectuales, de las revueltas de la desobediencia y el atrevimiento. Estos clásicos no oficiales tienen mucho que decirnos sobre nosotros mismos, sobre nuestra sociedad, sobre nuestro mundo.


Muchas de las intuiciones que se dejan ver en aquellos libros silenciados están adelantadas a su época. Antes que Foucault, Étienne de la Boétie publica en 1547 “Discurso de la servidumbre voluntaria” donde se analizaba la esencia del poder y la búsqueda de la libertad del individuo, Epicteto propone (unos cuantos siglos antes) una moral egoísta como la que plantea Max Stirner (otro filósofo que han tratado de confinar al olvido)... Dejar los clásicos no oficiales silenciados, es privarnos a nosotros mismo la oportunidad de hacer de filosofía desde un punto distinto al que estamos acostumbrados.


Claro, no hay que negarle a los clásicos del canon sus meritos, pues también han sido parte aguas de la vida intelectual desde siempre, han aportado al debate intelectual, pero sobre todo, hay que estar agradecidos a esos Clásicos, pues han sido la causa de toda es literatura no oficial, revolucionaria y necia, pues sin la existencia de uno afirma la del otro ¿Habríamos de privarnos de la posibilidad de filosofar desde otras perspectivas, solo por que va en contra de lo que en la escuela nos han enseñado que es lo “correcto”? ¿No la búsqueda de respuestas por los medios que sean necesarios implica también la experimentación y búsqueda en cualquier lugar u obra fuera del canon? Y si encontramos que fuera del canon no hay nada útil, ¿Qué perdemos? Hay mucho que investigar, mucho que estudiar, mucho que aprehender y nada por perder.



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3 comentarios:

E.L.V.I.R.A. dijo...

Chiiido , puedo hacer una peticion??? postea sobre filosofas oprimidas por el sexismo!!!

BigBossAZF dijo...

ouch... eso es díficil... por que serían casi todas las filósofas.

Saludos Elvie!

A dijo...

Que interesante que los grandes hombres sean asexuados, aunque la mujer para ser grande se debe castrar, o bien sublimarse como madre virginal.


Que contribucion tan rica, gracias, eres big.

Besos XX
A

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